Cuando se ingresa en la Placita de Flórez, esa esencia embelesadora de flores frescas, remojadas y bien cuidadas por cada uno de los dueños de los locales, se hace infaltable en las narices de los visitantes.
La Placita de Flórez (con zeta y tilde en la "o") paradójicamente no se llama así por lo que muchos creen, que era porque allí llegaban los silleteros de Santa Elena, sino, porque está construida sobre un terreno que hace 116 años don Rafael Flórez le regaló al municipio de Medellín y que en el año 2000 fue proclamado patrimonio histórico de la ciudad. Como fin principal, está el de ofrecer y vender flores para todos los visitantes, en homenaje al donador del terreno; aunque otras actividades también se pueden notar, como la venta de frutas, legumbres, verduras, cárnicos, lácteos y todos los alimentos esenciales para realizar un mercado.
Hoy la Placita de Flórez cuenta con 316 locales comerciales y 170 comerciantes que día a día se reúnen a la espera de sus visitantes y compradores fieles.
La Placita de Flórez es uno de los lugares más antiguos de la ciudad de Medellín, y por lo mismo debe ser un lugar infaltable, en la visita de todo turista a la ciudad, porque no tiene sentido olvidar el calor de aquella tarde, que envolvía los lentes de las cámaras, y los cuerpos de quienes visitaban la muy conocida, Placita de Flórez; en medio de su colorido de variedades, y una mezcla entre personajes alegres y otros tan solo inertes. Y llegado el momento para encontrar algo que fuese disfrutado por un respetado lector; alguna historia, algún error de ortografía en letreros y avisos, los colorados cachetes de la mayoría de los venteros que permiten darle vida a “Ventiando en Medellín”; historias que hasta las mismas flores y los mismos pétalos gritan sin que la mayoría logra escucharlos sin dejar de admirarlos, y que ahora llevan la marca de las huellas, de quién sabe qué personaje, en un suelo embaldosado.
Es cuestión de andar pocos pasos sin cansancio alguno, sólo con un poco de sofoco, para encontrarse con un puesto específicamente de orquídeas y girasoles, llamado “Pétalos Helena”, precisamente era Elena Ríos de Suarez la que afirmaba que en el letrero de su “chucito”, como lo hace llamar, nunca se había percatado del error ortográfico que daría muerte fina a la intención

que le tenia a su puesto… Tenerlo a su honor, y al resultante de sus hermosos cortes de flores, y no, a la Helena de Troya motológica.
Una mujer de pelo canoso, de estatura que inspira ternura, y de una sonrisa faltante pero sincera de unos cuantos dientes; siempre lleva su delantal hecho por ella, un delantal que está ha estado sobre ella hace casi 11 años, y que acompañan la tierra y el agua que son fieles acompañantes del olor perfumante de muchas de las flores de “Pétalos Helena”
Su conocimiento sobre flores es impresionante, cada textura, cada olor, cada color, cada tallo; elemento a elemento, necesarios en una hipotética metonimia de comprensión. Doña Elena, como todos en este mundo, tiene una flor preferiada de entre la gran variedad que existen, la rosa blanca es la de ella, ésta es muy significante para ella, ya que le recuerda siempre a su Santísima Virgen que la protege y abona de amor y armonía cada una de sus flores; Virgen que no deja que se marchiten ni sus flores, ni ella.
Seguía el sofoco como si fuese otro integrante más de este ecosistemavariante y único. El ambiente era tenso en la Placita de Flórez de Medellín ya que era vísperas al Día de la Madre, la cual es una fecha en que a las flores se sienten orgullosas de ellas mismas y los compradores les encuentran ese sentido de su belleza particular.
Los ayudantes de carga -de los camiones- enriquecen el espectáculo floral permanente, cuando comienzan a descargar las espectaculares flores, que acompañan el hermoso paisaje de aquel caluroso día, se escucha a los venteros con sus pañuelos en sus negruzcas manos, y al rededor de sus cuellos, un almacén de mugre; que según ellos, les ayuda para refrescar y limpiar sus rostros de las apabullantes gotas de sudor. Algunos venteros desnudan sin pena sus expresiones de plaza, las que los identifica, enorgullece y remite a la de Flórez: "¡Raúl tráeme esa caja!", "¡eee pero cuál es la joda pués!", "¡cuidado con esos claveles güevón!".
Muy cerca de “Pétalos Helena”, después de dar sólo algunos pasos tratando de sobrepasar los hombros y las cabelleras de los desconocidos que sonreían e ignoraban hasta con un poco de
discreción, se encuentra un lugar bastante envuelto en madera, sin nombre alguno que lo identifique; la familia López se perdía entre materas, artesanías, musgo y semillas; un lugar en éxtasis que no dejaba nada a la imaginación.
La familia López , tanto Carlos López como Marina Giraldo (su esposa), y Sara López Giraldo (su adorada hija), pertenecen a la Placita de Flórez desde hace dos años cuando arribaron a esta ciudad perdida entre interrogantes, con el fin de tener un mejor futuro para su hija Sarita, que a sus 18 años estudia medio tiempo, y el otro medio, trabaja como mesera en uno de los tantos restaurantes de la ciudad. En sus tiempos libres se acerca al calor del hogar y de las ventas de la nombrada ya mil veces Placita de Flórez.
En medio de una conversación, por momentos, el silencio rondaba entre el bullicio de la plaza, pero la belleza y la serenidad de esta familia, contagiaban este centro de artesanías de una paz inamovible.
Esta Plaza es un lugar perfecto para encontrar lo que en otras partes no se puede hallar; entre ellas las mejores flores de Santa Elena que llegan del cultivo y se van a darle vida a los deseos de los muertos y de sus tumbas olvidadas, encontrar la posibilidad de reconstruir el amor con un buen ramo y de conquistar a una madre que entre arrugas se encuentra con el liso pétalo de su flor favorita.
En este espacio medellinense es mucho lo que se puede respirar, mucho de lo que se puede hablar, mucho lo que se ha de percibir; y donde, definitivamente el calificativo de "Eterna Primavera" con la que está etiquetada esta bella ciudad está bien resguardado, en la Placita de Flórez, "Patrimonio de los antioqueños" y ventiadero por excelencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario